miércoles, 29 de noviembre de 2017

Alberto Quero


Mascota

En un lejano país del trópico, ausente de todo mapa, vive un oso transparente. Cada madrugada, acecha en las riveras de un río plateado, brillante como una aurora boreal.
Ligero como un ángel, se dedica a cazar los peces translúcidos que saltan y suben por una catarata oblicua y centelleante.
Hábil como un fantasma, suele esconderse entre unos pinos esmerilados que ningún tratado de botánica registra.
Hace poco, sin mayor pudor ni sigilo, el oso decidió ser mi mascota. Y yo acepté, a condición que me trajera cada día un pescado con forma de prisma, para comérmelo y que mi sangre adquiera el color del arcoíris. Desde entonces somos amigos entrañables. Con mucha atención y cortesía, él me escucha durante las horas muertas de la tarde. Y después regresa a su bosque de vidrio.
Con certeza desafiante, me ha prometido que mi sangre tendrá un color inimaginable antes del invierno, cuando él se dedicará a descender a la tierra.
Desde allí, así me ha prometido, vendrá a visitarme cuando el sol se ponga y se pueda construir un puente de sueño entre él y yo.

Texto publicado en la revista “La Ignorancia”, No. 14. Madrid. España. Mayo 2017


*  *  *

Jaculatorias del Ansioso

Concédeme Señor, el don de la desmemoria, de la renuncia y del alejamiento.
Bendíceme con la transparencia más amplia y ubicua,
con lo que posterga y sustituye, con todo lo que fluye en silencio y es lejano como un ocaso.
Permite que vuelva, como durante mis sueños, a esos templos transparentes y aéreos,
llenos de códices indescifrables ante los ojos de los profanos,
para que sea allí ungido caballero y eremita.
Porque tuyo es el reino y las escaleras que ascienden hacia la noche,
hacia la estrella que signa mi verdadera entraña,
tuya es la amatista con la que he construido mi talismán secreto
y el triángulo que dibujo en este instante, con mano trémula y expectante.

Dame, Señor, el descanso eterno, en esta vida y en la que viene,
por los siglos de los siglos. 

Texto publicado en la revista “Progetto Sette Lune”, Venecia Italia. Agosto 2016


Remanentes

Aquella época desierta regresa de nuevo, borrosa,
y para mi gran estupor, todavía puedo acordarme de esos días
porque fueron innumerables e increíbles.
Mucho hace, yo era joven e ingenuo,
cándido como una ola
y con algún desconocido vigor busqué lo ineludible.
Puedo evocar todas las nubes que miré
los ecos y la penumbra que me acosaban,
los rosarios y la luz de luna que atesoraba.
Recuerdo y me maravillo grandemente:
por entonces yo ignoraba todo sobre los dragones, y les temía;
Creía tener el poder de la desintegración
pero sólo estaba de pie sobre mi propio borde
Por entonces mi voz se retorcía y no perseguía nada,
siempre he tenido en mente cómo vagabundeaba a lo largo del horizonte,
porque pensaba que sería indoloro.
Aquella época dilapidada se acerca de nuevo, brumosa,
pero no significa nada para alguien erguido en medio de una encrucijada:
mis propias huellas me recuerdan mi propio aprendizaje.
Ello sólo ha traído profecías tremendas:
ahora no deseo más que domesticar mis propias memorias,
quizás me haga impecable e inocente como el viento
o sólo sereno como la lluvia.
Algo he aprendido.

La versión en español de este texto es inédita.
La versión inglesa fue publicada en Paragram. Londres, Inglaterra. Diciembre 2014.


Alberto Quero

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