jueves, 9 de octubre de 2014

Leonardo Zapata

17/
Muy tarde el hombre esperaba en la escuela a que sus hijos lo fueran a buscar, tenía hambre, sed y sueño, antes del anochecer por fin llegaron a casa, el hombre amaba tirarse la pelota, pero sus hijos estaban irritables, fue un día difícil para los hijos, muchas reuniones, inspecciones y visitas a los ministerios, el hombre pide el juguete prometido, sus hijos se justificaron sin traducir la falta del dinero, el hombre dibuja un sol, un mar y un barco, sus hijos no lo entendieron, el hombre estaba triste, muy triste, los hijos miraban los noticiarios, leían el periódico, fumaban, fumaban hasta hacer toser al hombre, el hombre se acuesta con su revólver de agua, miraba los planetas del techo, la luna sin pulir en las paredes sin pintar, sus hijos se olvidaron de las buenas noches, los dulces sueños, el hombre se duerme sin los besos de sus hijos.


21/
En esta piel depuesta el hombre vivió,
por las trazas sobre la Tierra se arrastra todavía
y por el bajío de las huellas
carga una manzana,
el ideal del árbol.


23/
Todas las ciudades viven abarrotadas
de hombres firmes en los bancos
pensando precisamente
no en el pan
sino a quiénes se van a comer.


31/
El hombre escribe
pero se ahoga,
tarda en volver
a la palabra orilla,
el papel es agua
y a falta de un pie,
la angustia de mirarse
no sabe nadar.


34/
Al hombre se le condena a muerte
por individuo,
Dios lo acompaña a su ala,
le toma el pulso
y lo cuida de las cáscaras de plátano.

El hombre estudia arquitectura,
estrangula a la naturaleza,
es un animal doméstico,
viaja a París por lentes de aumento.

El hombre es un dictador bohemio,
poema maravilloso
en las mazmorras del cuerpo,

es el menos mundano
sin embargo
es el actor más simpático de los jueces.


69/
Muchacha no muy lejos de aquí, soy un hombre del siglo XX con el olor metálico de las llaves, fijo en el banco de un parque bajo una luz ausente, al que le roban los espejuelos redondos todos los días luminosos, un hombre de ningún lugar con las piernas cruzadas tan inmóvil como la estatua a vivir, y aquél que mejor me escucha, supera nuestra antigua forma de amar, porque todavía somos aprendices del amor.


Textos pertenecientes al libro Nowhere Man. 2013


Leonardo Zapata. La Habana, Cuba


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Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Jorge Luis Borges
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