martes, 26 de agosto de 2014

Nicolás Andreoli

Somos grandes

Pobre de su padre, más pobre de su madre, ¿en qué se equivocaron aquellos dos?

Yo lo vi, yo lo sé, llevaba a la mañana una sonrisa descarada,
¡Qué descaro! ¡Qué vergüenza!
No se puede tolerar, no lo quiero comprender.

"No te acerques a ese loco" decían los vecinos,
¡Qué acertados! ¡Qué capaces!
Yo los puedo comprender, no lo pueden tolerar.

¡Cuidado! Aléjenlo de mí,
Siempre es mejor mirarlo,
Desde afuera criticarlo.

No me quiero contagiar,
Si el trabajo sobrevive, sobrevivo trabajando,
No me creo esa mentira de vivir.

Que no venga con el cuento,
Que si no pude yo, no puede él.
Que ya no somos chicos.

¡Por favor, aléjenlo de mí!
Que no quiero darme cuenta que admiro su locura,
Porque el loco acá soy yo.

Que me falta el coraje,
Que estoy muerto, que respiro,
Que compro con mi vida esa falsa alegría que me da lo material.

Y tengo tanto, tanto miedo que fabrico mis fronteras,
Que me digo a toda hora que no puedo,
Que es demente el que cree que sí puede.

¡Por favor aléjenlo de mí!
Yo lo odio, lo detesto, lo critico y si puedo lo lastimo,
¡Maleducado! ¡Insolente!
Venirme a mí decir que se puede ser feliz.


Nicolás Andreoli. Lanús, Buenos Aires, Argentina


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El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado.
Ernest Hemingway
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