lunes, 26 de marzo de 2012

Leticia Ruiz Rosado

-Aguadilla, Puerto Rico-

Calidoscopio

La vida es desde el naranja origen
hasta el rosado violeta
arcoiris de algodones
mañaneros, sempiternos
la mano que colorea es un pintor exclusivo
borda sin nadie verlo
majestuoso colorido.


Rosa somalí

Entonces qué nos queda
aguardar como la primavera llega…
sin que podamos añadir a su naturaleza un ápice de trinitarias nuevas
sólo mirar revolotear mariposas rojas entre los verdes
que todavía quedan
luego nos preguntamos:
qué nos queda
cuando una chica somalí arrastra
piedras ensangrentadas de cabellos rizados
debilitados entre risotadas
de los pocos o los muchos
que miran sin mirar a una chica somalí
y negra.


Ese caminar...

Ese caminar de verdes bordea
un horizonte de grises tenues, imperceptibles a veces
cuando otea mi automóvil raudo
a su destino matutino
y deseo detenerlo mas prosigo…
se me deshacen los colores
que se repiten al otro día
cuando entonces
duermo y me pierdo deseando
hasta
otro sábado de naranjas y amarillos que me sonrían
mientras quisiera atraparlos entre mis manos.


Artefacto vecinal

Tras el asombro de la mañana
los claros sorprenden
la vetusta casa
cada rincón
responde desde su corporeidad
al son de gemidos
un artefacto vecinal
apenas reconoce
siempre es el mismo
por no hacer mudanza en su costumbre
brochea el ventanal de rosados y naranjas
en lontananza suscitan la mirada
y no reconoce al ser
sólo un suspiro
de sus labios versa
al no saber de quién el artefacto sea.


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¿Cómo puede alguien estar tan triste y al mismo tiempo contemplar la puesta del sol?
Terencio

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