lunes, 26 de marzo de 2012

Gustavo Vaca Narvaja

-Córdoba, Argentina-

Disfrazada

Disfrazada de oro

La elegante tiranía de tu belleza
se irguió clandestina entre aplausos
Fue un respiro glorioso, ante un ahogo de embeleso
Fue, cuando la ovación de tu mirada tímida,
cubrió de luz, la debilitada rutina
entre emanaciones etéreas, de un abismo ambicioso

Disfrazada de sorpresa

Dejaste que la generosa solemnidad, de tus insolentes senos
naveguen, en la misma barca, sobre oleajes mansos
acariciados por plegarias del deseo
como un hábil diplomático, del éxtasis presente

Disfrazada de arte

Tu cabello azabache, seduciendo tu cuello
halagó con delicadeza, su tallo
Mientras emerge tu silueta, en oposición al horizonte huérfano
festejando playas, mágicas de fantasía

Alejada en silencio, disfrazada de
Arte-sorprendida-de oro
Viajas en mi barca


Sonrisa

He asistido, al atrevimiento hechicero de tu sonrisa
Perplejo, tomé el plumaje del decoro
sin esperar alboradas, o crepúsculos que interfieran
Me llevé a la memoria fresca, tu serena expresión
Y, en la pureza de una indecisión culpable
Sumergí en perennidad, el destello delicado del recato
Convencido que la morada de la simpatía
expira fantasiosa, si no es apresada
Te llevé al palacio de la sabiduría
Porque será allí, donde
deslumbre, el manantial de tu sonrisa
como ensayo tenue
De una leyenda


¡Tu piedad…!

¡Ah…mujer!
¡Mujer!, que perduras en el lujo eterno del consentir
Con el gesto puro, de una piedad generosa…
¿No te cansas de tu inocencia?

Tienes la magnificencia inigualable del perdón
Del perdón que ofreces, con tus palmas abiertas
Y abrazas sin temor, ni recelo, al pecador
Avanzas decidida al juego absoluto del amor
Segura. / Casi ciega. / Encendida de magia pura
Aciertas que el amor se malgasta, o se engrandece
Se incorpora exuberante, o se desecha por siempre
Pero no admite que lo ignores.
Menos aún…
Que lo desprecies, y lo sabes… porque lo vives

Surgida del amor, mujer,
cuando te acompañe esa vibración irresistible
que ahoga y rejuvenece;
verás en ella, cuando te habite, un esplendoroso albo,
asomado con el sigilo de una pasión despabilada
Pedirá tu amor, que protegido está,
en el capullo virginal que entregas inmaculado,
sin importar el final del tiempo, que regalas
¡De nada vale ya mujer!
El temor a los años, sitiado a veces, en rutinas o tristezas
Es sólo la cáscara, quien caduca y se desgasta en hoja seca,
porque tu alma… eternamente joven
lucha contra esa llaga perenne y abierta
que divide la vida en dos y rueda sin cesar y cansancio
¡Ah…mujer!
¿Será que la juventud… se malgasta, apresurada
justificando la premura, sin considerar que siempre
habrá una madurez floreciendo lentamente,
con su belleza resignada?
¡Guarda silencio mujer, aunque le mientas,
al mercader de ilusiones!
¡Él¡
Se asusta de tu grandeza y escapa temeroso
¡Tú!...
Entras al reino de lo eterno,
abriendo tu corazón generoso,
porque eres la única luz… entre las sombras
¡Ah…mujer!
Mujer, que perduras en el lujo eterno del consentir
con el gesto puro de una piedad generosa
¿No te cansas de tu inocencia?
¿O tu piedad?


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En manos del corazón, el intelecto se vuelve inteligente, es una transformación absoluta de energía, ahora la persona no se vuelve intelectual; simplemente se vuelve sabia. La sabiduría nace del encuentro del corazón y el intelecto. Y cuando has aprendido el arte de sincronizar los latidos de tu corazón con el funcionamiento de tu intelecto, tendrás el secreto en tus manos, la llave maestra que abre todos los misterios.
Osho

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