lunes, 24 de agosto de 2009

Editorial

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....con voz propia nº 32 - agosto 2009

....revista literaria


.................Pies, ¿para qué os quiero si tengo alas para volar?
.................................................................Frida Kahlo





......Y yo siempre he pensado que las palabras más sencillas
......deben ser más que suficientes.
......Con decir lo que está pasando
......a cualquiera se le tendría que romper el corazón.
....................................................Bertolt Brecht




Ren, los secretos de la tolerancia

Los conceptos de tolerancia, paciencia, autodominio parecen estar extinguiéndose en estos tiempos modernos, todos sabemos que hacen falta, pero nadie sabe cómo ponerlos en práctica.
Sabemos que debemos ser perseverantes, tolerantes y pacientes, para soportar las penalidades de la vida y satisfacer nuestros deseos. Desde chicos nuestros padres nos decían “la vida no es color de rosas”, pero luego preferimos anestesiar nuestra conciencia con publicidad que promete lo contrario. Llevados por esta gran corriente de ilusión desarrollamos sentimientos como orgullo, pereza, soberbia, competencia, impaciencia, vanidad, celos, envidia; todos incompatibles con la tolerancia y nos hacen no saber cómo practicarla.
Desde tiempos antiguos, ser capaz de tolerar y perseverar, ha sido considerado una virtud en la cultura tradicional china.
En chino, tolerancia, paciencia, resistencia, sacrificio, autodominio, puede ser todo abarcado en un solo carácter 忍 Ren. En su parte superior se aprecia el carácter que simboliza un cuchillo 刃 y abajo se encuentra el carácter que simboliza al corazón 心; para darle totalidad al concepto, presenta un pequeño pincelado del lado superior izquierdo que representa una lágrima. Estos ideogramas proyectan juntos en la definición de 忍 Ren, la imagen de lo doloroso y sufrido que es practicarlo, justamente como un cuchillo cortando el corazón. (…)
“Por perdonar, perdonar y perdonar, muchos desastres desaparecerán todos en un instante. Por tolerar, tolerar y tolerar, uno no tendrá ningún acreedor ni enemigo”. (…)
“Soporta lo que es difícil de soportar y sigue a aquéllos que incesantemente hacen un ferviente esfuerzo por sostenerse sobre sus propios pies. La tolerancia por sí misma puede hacer desaparecer lo malo, la reflexión sobre uno mismo podrá mantener los problemas alejados”. (…)

.....Fuentes:
.....Aera Revista de Poesía
.... www.lagranepoca.com/article.php?id=2699&online=y



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........La lista de lo necesario
........Conozco muchos que andan por ahí con la lista
........de lo que necesitan.
........Aquél a quien la lista es presentada, dice: es mucho.
........Mas aquél que la ha escrito dice: esto es lo mínimo.
........Pero hay quien orgullosamente muestra
........su breve lista.
.........................................Bertolt Brecht




..................................Edición y dirección: Analía Pascaner
..................................San Fernando del Valle de Catamarca
..................................Catamarca – Argentina

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Oscar Wilde

El reflejo

Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.
-¡Oh! -les respondió el río-, aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.
-¡Oh! -prosiguieron las flores de los campos- ¿cómo no ibas a amar a Narciso? Era hermoso.
-¿Era hermoso? -preguntó el río.
-¿Y quién mejor que tú para saberlo? -dijeron las flores-. Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza…
-Si yo lo amaba -respondió el río- es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.


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Sin el amor no se puede nada. Ni siquiera morir se puede sin el amor.
Vladimir Holan


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César Cantoni

-La Plata, Buenos Aires, Argentina-

12.09.05

No escribía al dictado del corazón,
sino del hígado cirroso.
No escribía para los hombres satisfechos,
sino para aquellos que sufren
la quemadura de la vida.
No escribía porque la poesía
fuera capaz de redimir al mundo,
sino porque estaba seguro
de que no existe salvación.

(Bukowski o le mal de vivre)

............* * *

16.03.06

Nunca pude recordar el nombre de los coleópteros
De los montes volcánicos, de los ciclones.
Últimamente, he olvidado el nombre de algunas mujeres,
de muchos libros, de ciertas disciplinas.
De a poco, me voy quedando con las palabras justas,
las que aún son capaces de nombrar
la tragedia o los sueños,
mientras la realidad se adueña de lenguajes
cada vez más inútiles.

(Nunca pude recordar el nombre)

............* * *

20.10.05

Si un país tan lírico como Alemania
pudo engendrar a Adolf Hitler,
me hago una pregunta: ¿Hay
lirismo inocente?

(Me hago una pregunta)


..................Poemas del libro Diario de Paso (2008)


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Si el mundo fuese claro, el arte no existiría.
Albert Camus


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José Antonio Cedrón

-Argentina - México-


Después de mucho tiempo
nos cuesta acostumbrarnos.
Ese extraño nosotros dejó huellas y vuelve.
Al cuarto día, al quinto ya se hacen
familiares el acento que traes,
la camisa, zapatos, tu encendedor, la pluma.
Pero un poco incomodas.
Y de alguna manera, absurda, eres el muerto
regresando despacio sobre el húmedo polvo
que dejó tu vacío: el lomo de algún libro,
los bordes de los cuadros,
la dudosa manija del ventanal que, entonces,
abría hacia otros vientos.

.......................Del libro Vidario (2006)

..........* * *

Me desperté después de las pastillas
a las 4 y 50
cuando una voz en off anunciaba buen tiempo.
Cielo limpio a un costado de tu rostro
recuerdo unos islotes que olvidé para siempre
algunas nubes bajas rozándome el zapato
un hilo blanco al fondo; el horizonte, creo.
Un ruido absurdo adentro de una taza
y muchos caramelos que saben a otro idioma.
La escalera y el mar, el cerro enorme
la humedad y unos pocos borrachos en la calle
un túnel y otro túnel
y tu mano por único testigo
de que llegué hasta aquí
en esta madrugada sin diario ni más datos.

............De Actas, Premio Nacional de Poesía de México, Sinaloa ‘85


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Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente.
Rabindranath Tagore


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Julio Carabelli

-Nació en Buenos Aires. Reside en Tucumán, Argentina-

El poder de la mente


-¿Y si los dos pensamos en un tsunami?
-No sé, podríamos probar.
Y ambos se toman la cabeza con las manos como una manera de concentrarse lo que les impide ver la ola gigante que, arrasando con los árboles de la plaza, penetra en la galería comercial, destruye el teatro, la iglesia, y entra al bar en el que ellos buscan un motivo para no pagar la cuenta.


Cubismo

Fue a raíz del sismo que en aquel cuadro se movieron todos los elementos formando a Picasso.


Experiencia

Recién cuando vio caer a Goliat, Miguel Ángel se convenció de la excelencia del mármol de Carrara.


Contradicción

Aquel fin no justificó ni medio.


Último acto

Al despedirse, el mago, desapareció.


Auto convencimiento

Al fin el Paraíso es un infierno, dijo el monje flagelándose.


Nihilismo

No creo en el Hombre definitivamente no creo en él y pienso que de existir vida en otros planetas el ser humano es una seria amenaza para cualquier tipo de civilización por eso es que nunca cuchara de madera y no le estreché la mano al viejo sauce que recibía a la gente en la entrada del subte bajándome del colectivo decidido a terminar con Mabel quien a pesar de saber que jamás iría me tenía preparados los barbarismos y mi pantalón favorito con el cual terminada la escasa cena entré a la universidad para que mis degradados alumnos supieran cómo salir de allí en bicicletas de silencio para tapar con un gran cristal el cuerpo degollado de Mabel.


Obediencia Debida

Él me miró a los ojos y sólo dijo:- apunte bien, va usted a matar a un hombre- y obedecí, obedecí como siempre, como me enseñaron.
Mi vida fue sencilla, cómoda diría, ya que lo único que yo tenía que hacer era seguir las indicaciones, las órdenes y aquel hombre me facilitó enormemente la tarea. Es difícil, aunque provenga de una orden, matar a un hombre y mucho más a un hombre al que no se odia ¡qué digo odio! si yo ni lo conocía y lo poco que sabía de él no me molestaba, casi diría, si no temiera represalias, que eso de venir a Bolivia a pelear por los pobres dejando las comodidades de su cargo, era algo que yo no entendí y no entiendo, pero creo que cada hombre debe cumplir con su destino como yo cumplí con el mío apuntando bien, como él me había ordenado.


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El que abusa de un líquido no se mantiene mucho tiempo sólido.
Charles Augustin Sainte-Beuve


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Juan Antonio Borges

-Malvinas Argentinas, Buenos Aires, Argentina-

Por eso escribo


sobre un caballo dorado
debería sostener mi lengua
y escribir con alegría
gritar a lo lejos como esos locos contentos
festejar la dicha inmensa,
sin embargo mi canto es oscuro
de cada verso una gota de sangre
viva, en movimiento
porque no tengo soles
apenas tormento
tampoco amaneceres
solamente noches temerosas
y esas caricias que alguna vez me fingieron
ni siquiera el perfume me ha quedado,
soy un prisionero
porque tengo miedo, frío y ando maldiciendo
es que escribo,
porque dentro mío tengo un río repleto de sangre
y lágrimas
de heridas incurables...


Ella apenas

ella apenas me hizo promesas
no buscó hacerme daño
pero yo siempre creo cuando me juran entre caricias y besos
después me miró a los ojos
ya no tuve frío
a pesar de tantas noches largas
me mostró su piel
y dibujé caminos y ríos y montañas
ella me miraba
yo le creía
me mordió y me gustaba
no me dolía
eran dulces sus dientes de azúcar
la unté con el agua de la lluvia
y con mi sudor apasionado
la colmé de mi aroma
pero tuvo miedo
y al amanecer
mientras yo soñaba ella se iba
al despertarme talvez lloré
pero después de todo no me había jurado nada


Que saben de fuego

qué saben de fuego
esos que entran en puntitas de pie a la boca del volcán
y recurren a dios cuando en las noches eternas
el diablo quiere quedarse con nosotros,
qué saben de violencia quienes no tienen marcas de cuchillos en la piel
provocadas por la persona amada
qué del grito que provoca el silencio cruel
ese que nos amordaza por miedo
quien no es perro jamás conocerá la rabia
y quien no mata no experimentará nunca el amargo sabor de perderla
perderla, perderla
en cada huracán de sus uñas envenenadas que me dejan heridas
qué saben de muerte esos que permanecen viviendo
día tras día
no entenderán este dolor visceral de violentos besos
clavaré sus medias en los árboles del jardín
escribiré con mis lágrimas mi último antipoema
seré dios vestido de mendigo
por perderla, perderla...


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La policía irrumpió en la casa y atrapó a los participantes
de aquella fiesta. Se los llevó a la cárcel por lujuriosos y
perversos. Era natural. La policía no puede irrumpir en
las calles y acabar con otros escándalos, como el de la miseria.
Jaime Sabines, Como pájaros perdidos XXXVI


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Marylena Cambarieri

-Viedma, Río Negro, Argentina-

.......I

Aquel hombre
es un demoledor
de la sombra del silencio.
Tiene el costado oscuro
disimulado por el ángel.

......IV

La noche
vomita el dolor del mar
sobre tu cuerpo.
Ebria de cómplices
se tira encima de tu ausencia.
Una mujer
baila vacía de vos.
Ángeles sin alas
desenfrenados
te dibujan una esperanza.
El sábado agoniza
anclado a tu sed.
La luna se abre de piernas
para parir un domingo más.
La fiesta
es un embrión de tu coraza.

......VI

A medias viva.
Muerta a medias.
Vestida de verdades
sobre mi piel sin ropas.
Desnuda de mentiras
sobre mis huesos sin piel.
Sobre mis huesos.
Sin piel.
Sobre mi piel.
Sin huesos.
Sin mis huesos.
Sin mi piel de huesos.
Sin mí.
Sin mis huesos de piel.
De piel y huesos.
De piel.
Muerta de piel.
De pie.
Muerta y de pie.

.....XXXII

Nena, tocá el piano.
Entre arpegios y melodías
pasa la vida por tu ventana
y el sol es de los demás, Nena.
Nena, tocá el piano.
Vos sí que sos inteligente y podés ser concertista.
Nena, obediente y responsable
machaca sobre las teclas
“Nunca tuvo novia pobrecita”
y le sale muy bien.


De Fragmentos del ángel. Editorial Camarote, Viedma (Río Negro) 2006


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Si lo que está frente de nuestros ojos no nos importa, nos estamos perdiendo una parte.
Emisora FM Milenium, Buenos Aires


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Ariel Suárez

-Rosario, Santa Fe, Argentina-

Balance

A los treinta años, Alberto, dueño de un frigorífico y hombre de familia, decide hacer un balance de su vida coincidiendo con el cercano fin de año.
“Vos tenés una vida, no una empresa. ¿Balance de qué?”, le digo.
Días después me lo encuentro. Se lo veía mal, como envejecido diez años en diez días. “¡Ariel! ¡Tenías razón! ¡Hice un balance y terminé en convocatoria de acreedores! ¡Mi vida es un lío!”.
Pasa el tiempo y a los cuarenta años Alberto decide hacer otro balance de su vida. “Ya sé lo que pensás -me dice- pero todo va a estar bien”.
Cuando lo volví a ver, tenía un sobre para mí en una mano, una pistola en la otra y los sesos estampados en la pared de su oficina. Abrí el sobre y leí la nota: “¡Ariel! ¡Me pidieron la quiebra!”


Propiedades

Valeria me invita una taza de té verde mientras me cuenta las maravillosas propiedades que tiene para la salud. “Mirá -me dice-. Leé esto”, y me da una revista donde se habla de las increíbles propiedades del té verde y sus poderes sanadores más las recetas para varias mezclas con otras bebidas. Una llama mi atención: té verde con vodka. “Che, pero... ¿esta mezcla no anula las propiedades?” pregunto yo. “¿Las propiedades del té o del vodka?” dice ella, entre risas.
Decidimos probarlo: un litro de té, un litro de vodka.
Cuando despierto, tengo el cerebro hecho pedazos y la certeza de que -¡Gracia' a Dio'!-, con la mezcla, el vodka no pierde sus propiedades.
¿El té verde? ¿A quién le importa el té verde?


El año del Mono

Alfredo nació en marzo de 1968 y cada 11 años, como lobizón en luna llena, se transformaba debido a la llegada del año del Mono.
En el inicio del 2004 comenzó un trabajo nuevo donde ganaba el triple y cambió a su mujer por una joven amante diez años menor que él. Su armonía interior y su capacidad intelectual eran cosas nunca vistas. Su reputación no podía estar más alta.
En enero del 2005, Alfredo recibió el telegrama de despido, su amante lo dejó por un muchacho diez años menor que ella, su armonía interior se mantenía a base de Valium y su inteligencia parecía la de un chico Down. Sin contar un repentino y creciente cariño por el whisky. Su reputación no podía estar más baja.
La vida había vuelto a ser la misma mierda de siempre. Como Cenicienta después de la medianoche.


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Las ideas, como las pulgas, saltan de un hombre a otro. Pero no pican a todo el mundo.
Stanislaw Lem


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Olga Ravelli

-Buenos Aires, Argentina-

Extensiones de los ojos
...............................(Espejo y cuerpo)

Tengo que hablar de mi cuerpo.
Mi cuerpo tiene rollos de grasa.
Inflamaciones de ternura y lujuria.
Manchas azules de várices en las piernas
y moretones violáceos que suben como racimos de uvas
hasta mi entrepierna.
Las estrías de los hijos, y los maridos, y los amantes y tantos cambios políticos-sociales.
La muchedumbre vagó por mis latifundios de piel.
Celebro ser tan gorda y tan deforme. Aunque quisiera ser más hija de puta.
Con los hijos, los maridos y los amantes. Con el sistema.
Celebro mi cara sin marcas, sin cicatrices, con alguna inocencia.
Tengo una boca grande e irreverente.
Me la tendría que coser, a veces, para no decir todo lo que veo.
¿Que me describa...? ¿Yo?
¿Con palabras? ¿Sin mirarme al espejo?
¿Esa imagen que veo y aquella que contrastan otros ojos?
Mi cuerpo tiene marcas, y me encuentro muy a gusto.
La piel no se siente como una carga.
No soy un papiro egipcio del siglo quinto AC.
La piel es la única vieja manta que con el tiempo abriga más.
Mi cuerpo es un estuche hecho de roble que tiene huellas y olor a vida
Es mi refugio, por ahora.
Es algo que protejo como un hijo.
Le demando caminos.
Descubro que puedo confiar.


Serenata a mis cosas
...............................(A todos los perseguidos)

Hay paquetes de cigarrillos abiertos por todos los rincones
a veces están vacíos.
Poemas a medio hacer y
lapiceras que no tienen tinta,
desordenan mi vicio de poesía.
Tengo un cactus apoyado en la ventana,
crece a lo pavote.
Tengo un perro debajo de la mesa,
está ahí para apoyar su hocico húmedo sobre mi pie izquierdo.
La mariposa con alas rosas y brillantina que adorna el cactus se mueve con el viento.
El cactus tiene cuatro pequeños penachos sobre su cabeza que lo hacen parecerse a un indio emplumado.
Yo busco entre tantos pequeños objetos que me rodean el encendedor,
termino con los fósforos de la cocina.
Mi perro espera que mi pie se acomode,
y en la ventana el cactus,
quieto,
espera que algún rayo de sol le permita sentirse más a gusto.
Ahora está nublado,
fumo,
el perro me acaricia con su lengua
mi mirada vuela sobre el aleteo de la mariposa de seda de la ventana,
y mi mano
se extiende buscando algo que no puedo encontrar.


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El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
Proverbio chino

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Osvaldo Ballina

-La Plata, Buenos Aires, Argentina-


Una baratija
una rama de muérdago
una falsa efigie
un puñado de aceitunas
son más codiciados
que tu mercancía
invisible a toda criba

Toma tus recaudos
la bastarda
cobija algo eterno
y es indeseable en este asunto

Palabra de mercader


..........* * *

Dirás pánico dirás náusea dirás júbilo
cuando cumplida la noche retiren el velo
que me oculta la cara

Llévame entonces a la orilla diurna
lejos de quien viene en busca
de una sustancia a mí ajena


..........* * *

Es la noche del alucinado
la mano que estranguló al bárbaro
la lengua que libera a los amantes
el sueño que se desprende en órbita
el agua siempre despierta en el agua
la forma del aire en la celda
el ciempiés del silencio
el aroma sexual de la piedra carne
la ciudad útero
la real

.............De Prodigios Residuales. Ediciones Al margen, 2009


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Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da para más.
Charles Chaplin


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Sebastián Jorgi

-Lanús, Buenos Aires, Argentina-

Plaza Constitución

Los tres niños se pararon frente a la panadería del gran hall de la estación terminal de trenes: Plaza Constitución. Se podría deducir las edades entre 5, 7 y 11 años. Desarrapados, sucios, permanecían como pegados a la vidriera de la panadería. Sus ojos, ansiosos al ver las facturas y el pan, las tortas y los sánguches de miga, estaban como desorbitados. Extendían las manos pidiendo monedas a los pasajeros -miles en una estación terminal del sur de la provincia de Buenos Aires-, aunque, en verdad, lo que estaban aguardando era una señal desde adentro del negocio. La muchacha que atendía, a escondidas de los patrones, les solía dar un par de bolsas, en las que cargaba pan, facturas y restos de porciones de pasteles. Y cada uno, en medio de la desesperada espera, se iban llenando y colmando el hambre con los recuerdos.

Y por qué, mamita, está pasando todo esto que nos pasa, qué pecado hemos cometido, por qué papá se ha ido lejos y ya no nos quiere, por qué debes andar con todos esos hombres en el andén de Temperley…no te imaginás lo que me decían los compañeritos de la escuela, que te vieron más de una vez con varios hombres coqueteando de acá para allá…y yo qué les iba a contestar, me quedaba mudito, pues me daba cuenta que después conseguías comida…
Y a mí, que me iba muy bien en la escuela, desde que papá se quedó sin trabajo, con la crisis del 2001, se ha dado a la bebida y anda tambaleando, medio loco, por las calles de la ciudad o en algunos barrios buscando pendencia…cuántas veces se lo han llevado preso por agresiones y por robos reiterados y mamá, pobrecita, debió acudir al juez para que
él ya no se arrime a casa…dicen que lo han visto cartonear por Plaza Constitución, mientras mamá trabaja de doméstica de casa en casa, humillándose, desfalleciente de cansancio…
Y yo qué voy a decir de diferente a mis dos amiguitos, todos creen que somos hermanos, en realidad, lo somos, hermanos de Plaza Constitución y del hambre que no podemos saciar…pensar que hace unos años estaba todo normal en casa, mis papis trabajaban los dos y podíamos pagar el alquiler…ahora, con esta crisis, hemos ido a parar debajo del puente de la calle Paracas, acá, a unas pocas cuadras de Plaza Constitución…y aquí estoy, con mis dos amiguitos, esperando que la empleada de la panadería nos dé pan…
La empleada, apenas su patrona se fue hacia la parte del horno del negocio, cargó una bolsa grande con todo lo que pudo y lo que el tiempo le permitía, hasta el regreso de la dueña de la panadería. Y salió, con una escoba en la mano, para simular que limpiaba la entrada que daba al enorme hall de la estación de trenes. Los tres niños agarraron la bolsa y se fueron hacia los andenes de la zona Vía Temperley.
El gentío, que iba y venía, ya acostumbrados a ver este cuadro de niños marginados por la falta de vestido y por el hambre, seguía los derroteros individuales en el regreso a sus casas. Se trataba de una clase media que había podido resistir los embates de la desgracia y si bien, estaban al borde del abismo por la situación general del país, con una espantosa resignación, continuaban caminando para abordar los trenes. Pero no experimentaban ese terror íntimo de no comer durante días o de estar “mal comidos”, la humillación constante de toda una generación de argentinos –a las que se iban sumando cada generación venidera- y así, sucesivamente, como en una progresión geométrica. A tan sólo metros de donde ellos abordaban los trenes del sur, las veredas aledañas de la estación del ferrocarril, albergaban a la intemperie, a varias familias, mal abrigadas y con colchones en desuso, que solían dejar algunos seres piadosos. O en el mejor de los casos, el Ejército de Salvación, que tenía un local en la zona de Plaza Constitución. El nombre “Constitución” era una mueca irónica para quienes debían estar protegidos por la Constitución Argentina, que tanto costara a próceres del siglo XIX.
Los tres niños cruzaron las vías y contentos por llevar el pan a sus familias, ya entrada la noche. Se saludaron y se dijeron hasta mañana. Cada cual se iba hacia su destino, paralelo y tremendo.
Pateaban una pelota hecha de trapos viejos, atadas con hilo sisal, a medida que iban cruzando los andenes de la estación terminal de trenes.


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¿Límites? Eso significa detenerse. Desgraciado el que llegue a conformarse.
René Favaloro


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Wenceslao Maldonado

-Buenos Aires, Argentina-

Servicio postal


Una carta es una carta
y un papel con voz y con recuerdos
marcados con la tinta desprolija
de una birome barata.
La carta es mucho más que un salto
de tiempo y de suspenso
con la emoción de la espera en retroceso,
hoy que fue un ayer
con su incógnita del mañana,
cuando un cartero
medianamente correcto y aburrido
traiga ese sobre, sucio por los sellos,
que guarda celosamente algún secreto.
Por eso no escribe ni recibe cartas;
no quiere comprometerse con la ausencia.


El deseo

Y nada más que este cálido dedo
que roza sus intenciones.
Y este ojo
que lo observa de soslayo.
O el labio susurrado.
O la respiración tan contenida.
Nada más, y queda
como el náufrago herido
por la inmensidad del mar.


La infancia

Había un tiempo
en que debíamos ser niños,
se decía,
y jugábamos obstinadamente
a la escondida
o al doctor,
y yo era el enfermo, se decía,
y nos reíamos todo el tiempo
en el jardín de Martínez,
un pino borroso de corteza triste,
el limonero lánguido de siempre
y el laurel, sonoro, oscuro,
se decía,
y el perro nos saltaba en una fiesta
o saltábamos nosotros
en la ronda de un baile de guirnaldas
con lucecitas de Navidad nostálgica
y todo eso, se decía
cuando éramos chicos y corrían
bicicletas de jazmín airoso
por esas calles llenas
de verano y perfume,
y lo decía
como tratando de espiarse
por los ángulos del ojo,
del ojo que no ve, que no recuerda.


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Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Mario Benedetti

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Mary Acosta

-Buenos Aires, Argentina-

Alto vuelo

Es mi grito ahogado de alondra herida
el que nadie escucha,
el que me permite alto vuelo.

Quizás el delineado en dos de mi corazón abierto
permita sostener mis repetidos eneros rotos.

Tu llamado me divide
en infinitas mitades femeninas,
reclamando piel lacrada con sombra
de amante imaginaria.

Soy el ensayo de cometa prófuga
que se aferra a tu palabra,
hasta germinar con pasional resplandor
a la “Diosa” ajena de tu reino.

Por cielos desiertos,
gimen a solas voces instantáneas
elevándose entre ardientes lunas encendidas.

Multiplico gritos ahogados
hasta saciar mi hambre de sombra solitaria
que cae temblorosa ante el majestuoso imperio de la razón.

Desprovista de memoria denuncio a la cordura,
porque ella pertenece a la partícula fiel
que me desangra, y a la distancia ciega
que me gobierna.

Promulgando el signo libre de mi sombra,
te celebro,
construyendo
reinos sin medida en la oscuridad,
te siento

Y

Vestida de marzo por siempre,
adoro sin límites
imperfectos eclipses silenciosos.

Por eso,

Es mi grito ahogado de valiente alondra
el que me permite alto vuelo,
y confirma que vivo despierta, solo despierta para amarte.

....................Del libro inédito En la piel de Paulina


Agonía del ozono

Se desvaneció una estrella
por la fatiga de silencios,
que descienden en círculos
sobre el erial del alma.

Titila el esplendor por inercia
ante la paulatina difamación de la luna,
que viene de pactar
su resurrección en otro sitio…

Guardianes enviados
respiran en soledad en el borde los aires,
intentando ser epílogos
de un tiempo galáctico en pos de auxilio.

Absorbemos aromáticamente y en espiral,
gota a gota las lágrimas del ozono,
que se hunden sin reposo
sobre la piel de la tierra,
y la imprudencia de la demencia humana.

....................Poema del libro Ceguera en el espejo


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Dame Señor, la perseverancia de las olas del mar, que hacen de cada retroceso un punto de partida para un nuevo avance.
Gabriela Mistral

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Walter Rago

-Buenos Aires, Argentina-

Rumores de entrecasa

-La cama cruje muy seguido -dijo el Sillón del living.
-No es suficiente –respondió la Casa- otras veces nos engañamos con ella.
-Las puertas… ya no se quejan de maltrato.
-Podría ser una calma pasajera… o que estén deprimidos.
-El Placard dice que hay vestidos nuevos y otros que estaban olvidados ahora pasean… ¡todos los días!
-Mhmm, podría ser… ¿Qué más?
-La Mesa: escucha risas. Muchas. Como nunca.
-Y el Piso de la cocina…
-¿Sí…?
-Cuenta que han llovido corpiños.
-Entonces sí, es cierto.

La Casa se convenció que era verdad, la crisis había pasado y esos dos seres inestables pero cálidos y a los que había tomado cariño con los años, la seguirían habitando.
Se relajó feliz y suspiró, abriendo todas las ventanas.


De 9 a 22

Nada queda de todo aquello. Solo un anchísimo desierto.
Y desde entonces… ¿Cuántas vueltas dio este planeta alrededor de su estrella? ¿Cien? ¿Mil? Solo óxido, piedras, silencio. Ni un atisbo de vida.
Y desde un montón de escombros, un ridículo cartel sigue prohibiendo estacionar “de 9 a 22”.


Sueños derramados

Otra vez mi hermana ha tenido sueños derramados. Al abrir la puerta de casa veo que está ocupada por un bosque, las raíces de los árboles cubren el piso y escucho el murmullo suave y acariciador de un arroyo. Me di cuenta demasiado tarde, abrí sin precaución, regreso con un compañero de la escuela para completar una tarea de matemática y ahora no sé que hacer, él incluso alcanzó a ver pasar una liebre. Resignado, termino de empujar la puerta, aparto algunas ramas y lo hago pasar. No puedo hablar, con la cabeza gacha pienso en lo que ocurrirá mañana cuando cuente lo que vio a todos los de nuestro curso. Cuando entra camina unos pasos con calma y mira hacia el cuarto de mi hermana, ella aún duerme, desde su cama ahora van surgiendo unas piedritas marrones que caen lentamente sobre el colchón de hojas formando el principio de un sendero…
Mi compañero sonríe, piensa un momento y me dice “A mí me gustan las piñas, los hongos y los huevos de pájaros... ¿Juntamos?...


La percepción de los inventos

Elena quiere llegar a los cien y mucho no le falta. Mientras rompemos distraídamente las últimas nueces de Navidad, ella desmenuza su larga historia de chacras, mudanzas y trabajos de obrera. Nos cuenta de su tiempo sin relojes, de los cálculos que hacía mirando la sombra de un alero para mandar los chicos a la escuela, nos habla de la fuga a caballo para vivir con su hombre y de la emoción que sintieron todas las mujeres cuando comenzaron a votar y cómo ella tuvo que sacar su documento de identidad y entonces aprovechó y también se casó legalmente y también anotó a sus siete hijos, todo junto, una misma tarde. Y ella que palpitó tantos cambios, que se fascinó con radios, autos y microondas, dice que sin embargo nunca se maravilló tanto como cuando pudo poner vidrios en la ventana de su rancho y por primera vez disfrutar de la lluvia sin mojarse.


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La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
Arthur Schopenhauer

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Yuladys Rodríguez Batista

-Moa, Cuba-

Poema I


..................Si este poema tuviera un nombre
..................Debería llevar el tuyo
..................Noé Jitrik

Sabes Alejandro?
Aquella fue una tarde de luz
........aunque la noche esperara dentro.
Desde entonces borré las sombras de mi piel
Y te reconozco en cada retorno
en el hueco de la mano........donde me bebo la zozobra
................................en el bosque húmedo
En el pan
.............en el vino
En la mesa donde me observa el dedo… o Dios

Te reconozco en cada otoño que enloquece
y me hace creer en tus defectos
en la depresión femenina
en la perfección de tu espalda

te reconozco y te nombro sobre todo
Porque sonrío a solas con los ojos cerrados
y se acorta el viaje donde se guarda el camino que conduce a ti.


El nombre del ángel

Aquí donde se agita un río llevo grabado el nombre del ángel
el mismo ángel que le dio luz a este poco de vida
todos vuelven a sus sitios
pero éste se ha amoldado de tal forma a mis letras
que no sé como separarme de ellas
Ah, si pudiera ser la novia eterna,
la sencilla, la hermosa
la novia que ofrece inocencia
pero llevo tempestades prendidas a las caderas
y ofrezco la flor que se desangra por las dudas.


No es necesaria la muerte

No es necesaria la muerte para saber que no existes
Que los perros no ladran
Y la noche continúa oscura a pesar del fuego
Puedo decir que asfixia esta ciudad
Donde el verbo y el hombre son uno mismo
Donde no existe cuerda que ate a las alas
Pero esta ciudad no tiene paredes
Las hojas caen en dirección contraria
Y la luz continúa en los cristales
Doy gracias a Dios por el hijo agradecido
Por las horas en que me sumerjo abstracta
Entre libros y podredumbre
Hay una historia de barcos y bahía
Un poeta que escriba las locuras de sus dedos
Hay una historia, una ciudad y un poeta
Un hijo donde agarrarme para no caer
..........o descontar los días
Hoy llueve primaveras
Y la estación vuelve a penumbras
el final subvierte mi rastro
y estás aquí, aunando destrezas a pesar del olvido


..........Del libro El nombre del ángel
..........Gentileza: Melba Fernández Olivares (Cuba
)


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Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es hora de comprender más, para temer menos.
Marie Curie


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Graciela Licciardi

-Buenos Aires, Argentina-

Quiero verte otra vez más


pero esta noche
no soy la misma
ni ahora...............ni mañana

melodía de voces
lanzan su zarpazo

acordes que evocan
aquella que no fui

es un fagot que gime
más allá de las cosas

manía de tocar el alma
esta noche tan torpe
en que he salido a recordar

seré la que le alcanza
la que rezuma en mis huecos
un amor imperceptible
en un tango encrucijada

seré simplemente
la deba irse del día
aunque todavía no conozca
de la partida
el final


No me pregunten si hace mucho

la humedad reposa en el café

un bandoneón de fondo se ríe minucioso

media luz
media cara
medio ojo que escucha
y no entiende
la infinitud del instante
en que el humo reversa lo prohibido


Sabrás que sufro

piba de barrio
que en un cielo arretazado
se parece a algún poema
cabalgando desnuda
por la leche tibia de la adolescencia

una pequeña luz
resuelve vida

el cuerpo juvenil
es un mes sin estridencias
como los once restantes

los piropos se escriben en presente
y un alud de hombres en celo encienden horas

quedará muy poco de ese cuerpo
un raspaje de lenguas
y una sombra de escarnio
lastimada.......mente herida
por la dulce y sonora
quietud de sus senos

acaso deba escribirme
para seguir muriendo
en esa niña
que sólo espera

..........Poemas inéditos del libro Porque digo tango


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Ser misericordioso no es ser tonto, un tonto no quiere perdonar.
Proverbio chino


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Delfina Acosta

-Paraguay-

La domadora de las bestias

Era una serpiente pitón, enroscada junto al tronco de un árbol de jacarandá, y yo debía domarla, pues ésa era mi cautela: sujetar la voluntad de las fieras y restregarla ante mi juicio, aunque - interiormente - temblaba como una hoja.
La destreza para domar me salió del piano alemán, al que le arrancaba una gloriosa sinfonía de Beethoven diariamente, a fuerza de descargar mis dedos de fiera (solía romper mis uñas) sobre las teclas de marfil; el instrumento de tres pedales acabó por perder la totalidad de sus dientes, reduciéndose a cumplir una simple finalidad decorativa en la sala.
No olvidaré los arañazos del gato montés durante una práctica. La sangre de mi oreja arrancada caía sobre el suelo, y el gato, sin parpadear, me observaba desde la superioridad de su condición de bestia.
Éramos toro y torero en el ruedo. Pero el animal, después de un tiempo terminó entreteniéndose con mi entrenamiento, de manera que cuando yo le decía que se hiciera el muerto, ya había muerto, y cuando le ordenaba que tomara la leche del platillo, volvía a la vida.
También tuve que domesticar a un águila: Era un ave magnífica, de fuerte musculatura, con pico duro de hierro; no se dejaba convencer y volaba hasta las bisagras del techo de la caballeriza espantando a los caballos; en cierta oportunidad estuvo a punto de arrancarme la cabellera, pues sus picotazos parecían querer desarmar mi sesera. Pero yo le dije que se quedara quieta, como le dije que volara a la paloma moribunda del invernadero; y ella llevó lejos una hoja de canela de mi cantero y sanó regresando con una ramita de olivo en el pico a las seis de la tarde.
El águila empezó a ponerse querendona conmigo.
Desde entonces la gente dejó de faltarme al respeto. Y los hombres me traían sus aves, y yo cobraba el metal justo; el negocio de domesticar me daría dinero más adelante, cuando tuviera en mi poder a aquellos animales que vivían en el bosque, y se acercaban, peligrosamente, al parpadear el crepúsculo, y cubriéndose con la neblina, al pueblo.
Hubo quienes dejaban ante mi presencia caballos desbocados, y sapos de verrugas envenenadas, y lobos de ojos cegados por las chispas del odio, y hasta cabras del monte que echaban un olor espantoso cuando se les cubrían las cabezas con capuchas.
Coloqué un letrero frente a la puerta de mi casa.
“Se domestican animales peligrosos”.
Una tarde, una mujer ojerosa y jorobada me pidió que la acompañara a su casa.
Allí estaba el monstruo, sentado junto a la chimenea. Las hormigas y las cucarachas lo presentían e iniciaban una forzada emigración hacia la plaza de los héroes caídos en la guerra. Y eran sus pasos como de eucalipto recién tumbado que arrastraban los leñadores.
La mujer no conseguía acercarle el servicio de café con leche y pan untado con almíbar, porque con un manotazo él hacía volar el pocillo y la bandeja por los aires.
Bajé a su taller. Allí se encontraban sus cuadros paisajistas que reflejaban una naturaleza verdosa, primaveral y caleidoscópica. ¿Cómo entender el hecho de que aquel hombre semejante a un animal pudiera ser capaz de pensamientos que iluminaran la conciencia del arte? Y que perdiera la paciencia con la servidumbre?
Me intrigó su manera.
Le pedí que se bañara.
Se rió grandemente.
- Conque te has enamorado de mí -dijo.
Entonces acabé por domarlo, pues el hombre me seguía a donde iba, queriendo saber porqué razón deseaba que se duchara.
Y yo no se lo decía.
Y un día, el séptimo de la era de acuario, bañado y acicalado, me pidió que me casara con él.
No hubo forma de decirle que no.


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Me he pasado la vida encordando y afinando mi instrumento, y no he llegado a cantar la canción que había venido a cantar.
Rabindranath Tagore

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Ady Yagur

-Nació en Córdoba, Argentina. Reside en Jerusalem, Israel-

Batallas

Con mi blusa blanca manchada de sangre
y el cielo herido de BATALLAS
voy caminando entre piedras de arena
que miran silenciosas a la tarde.
La vida mata al silencio en el desierto
y la PAZ busca una bandera VERDE
que la aleje del trueno y de balas.
La tierra madre llama fecundando al suelo
con su vibrante eco y su trino loco
entonces sueño que el fuego ha cesado
y trinan los pájaros en las ramas
bebiéndose el néctar de las flores.


Nostalgia

Dónde están los amigos
que antes me buscaban
dónde los recuerdos pasados
y el pueblito de mi infancia
con sus humos y tabacos
Mi vida es un tango que llora
en un camino lejano,
paloma blanca que despliega sus alas
barco de papel en un mar agitado
A veces soy un payaso
que se mira frente a un espejo
y otras veces
siento
que los sueños me han abandonado.


Amor

De pronto te llenas de gracia
de transparencia anhelada
en un cielo de esperanza
Es verdad que la noche pasa lenta
y que el viento sopla apurado
junto a la agonía de las piedras
y el suelo nevado.
Amor
me lo dicen tus versos
que llaman con su eco lejano.
De pronto vivo de nuevo
el color celeste de tus ojos
y esa caverna marina
que atesora VERDES ramos
Eres diferente
como una rosa que ha crecido
despertando a la aurora
con su perfume purpúreo
AMOR
me lo dicen mis llagas.


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Hay siempre alguien para comprenderte y acogerte en el camino de la vida.
Autor desconocido

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Ian Welden

-Nació en Chile. Reside en Copenhague, Dinamarca-

Pensamientos


Te presiento allá abajo
cocinando
poemas y pinturas y porotos
en tu reluciente olla familiar
sola
cantando
pensará en mí?

Aquí arriba
esperando tu llamada
fiel
alerta
revolviendo cuentos y tallarines
en mi oxidada cacerola solitaria
pensará en mí?


Actividades secretas

No se lo cuentes a nadie
pero suave como una loma
se balancea sobre mí
riendo cual diosa de la alegría
jugando a las escondidas
simulando ser la luna
camuflada en mis manos hambrientas.

Y así nos transcurre la vida
eufórica
llena de novedades exquisitas
mientras afuera cae la nieve virgen
o sale el sol tan potente
y nacen crecen y mueren
y resucitan y vuelven a morir
ad infinitum los seres y las cosas
sin jamás interrumpir
esta religiosa actividad sorprendente
que reinventamos
día tras día
con total impunidad.


El alma vital

Con mi alma aún vital
tan llena de amores
hijas
mariposas y princesas
camino
por viejos paisajes
acuarelas
de mi juventud
pero me detengo aquí
donde hoy está ella
para darme cuenta
de que no tiene sentido
mirar hacia atrás.


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Viéndolo bien no somos tan viejos, lo que pasa es que tenemos muchas juventudes acumuladas.
Francisco Arámburo


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Lilí Muñoz

-Neuquén, Argentina-

La gruta de la aurora

Después que hablé con vos, llegué con pasos lentos hasta la gruta más azul de la aurora. Dije tu nombre y su boca se abrió. Pude dormir.


Ariadna

Ariadna resuma delirio: cuerpo en desnudez, la cara y los cabellos en mezcla de arena blanca, casi ceniza, abundante en Noxos.
Tu egoísmo amanece en espuma por mi boca.
Abandonada aquí, aún no te olvido. No tuvimos futuro. Pero fue y es capaz de arder y de recrearse con su propio fuego. No se consume.
Una y mil veces te volvería a nombrar para tenerte, para encender el día y la noche de la fiesta, las palmas de tus manos en mis manos, tu máscara rota en la mirada. Sin vos soy extranjera de mí.
Cortaste el hilo. El endeble hilo de miel y de mortaja. Apenas me recuerdo en la hilandera vestal.
Beberé de otro vino. Llegará al son de cascabeles y de cítaras.


Mata-amor I

Su cita de amor fue siempre detrás de una mata, en la meseta. Cuando llegó el momento de zarpar nuevamente, él deslizó la promesa de volver. Cuentan que al partir el marinero de Magallanes, los ojos de la muchacha tehuelche quedaron prendidos a la planta, calafates de iris, iris@dos.
Nunca más desde el mar el marinero, dicen, pareció recordar.


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Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.
Albert Einstein

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Manuel Bolívar Graterol

-Venezuela-

Canción del Condenado

Todos crecimos dentro de este traje
-mojado de aceite y vinagre-
entre fotografías antiguas
que sellaron nuestra suerte.

No hay más gatos en la mecedora
-para vigilar el tiempo
y el vecindario-
Tan solo unas migajas de pan
escondidas en las paredes,
donde grabamos la saliva de nuestras manos.

Un día bañamos a los árboles
con el agua de nuestros corazones
y los grillos anunciaron sus lágrimas
Las ollas apretaron su calentura
elevando sus vapores hacia el cielo.

Los portones se reventaron de angustia,
abriendo sus grietas para esconder nuestros sueños
donde inventé tu nombre y tu cuerpo
de muchacha campesina,
que recogía la cosecha y mostraba sus melones,
tiernos y efervescentes,
que juntaba a la hora de dormir
como esperando un rayo que despertara a las luciérnagas.

Las hojas de mis cuadernos envejecieron
oscureciendo sus amarillos tristes
y tragándose las palabras.

Las noches sonaban como canciones de rocolas
y mis amigas se fueron a explorar el paraíso
tenían muchas ilusiones en sus labios
como bordadas en colores rojos intensos,
que presagiaban ardientes encuentros
cuando su silueta se perdía en la penumbra,

como mi viejo radio, discreto y moribundo,
que realizaba piruetas en el aire
-y olvidó mis cartas escondidas-
aunque conocía la soledad de mi tintero,
fiel, sereno y lastimado,
que se sabía de memoria mi nostalgia.

Unas cuantas ventanas fueron arrasadas por las lágrimas
de mujeres alegres
que se estrellaron contra la lluvia,
donde paseaba mis barcos de cartón
con marineros rudimentarios y audaces
que nunca creyeron en las tormentas.

Tenía mis ángeles cuadriculados
ocultos en una caja que adornaba con flores y ciruelas,
para sacarlos y enfrentarlos a los animales
que aparecían cuando hacía mucho calor,
y las mulas se colocaban en los portones.

Mi diario se lo llevaron las hormigas,
para esconderlo de las mujeres arrogantes,
que cubrían su rostro con polvos exquisitos
como lápidas vivientes
que mostraban en las fiestas del pueblo.

Nos metimos en este traje
donde caben tus mares y los míos,
a mis orillas encuentro tus vestidos,
traídos por las olas de mi memoria
vacíos de tu virginidad impenetrable,
donde aún escribo mis poemas
Y mis cartas.

...........................Poema de libro en imprenta


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Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
Francisco de Quevedo y Villegas


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Lilian Córdoba

-Catamarca, Argentina-

Encuentro


Tal parece…de tanto sostenernos
en este intento de sentirnos vivos
inventando matices diferentes
con esta vieja voz…los viejos ojos…
se descascaró un costado de la máscara
se despintó un perfil del maquillaje
se deslizó un velo que cubría
la desnudez, la herida…la vergüenza…
y sucedió el milagro del encuentro
sin disfraz
sin mímica
sin drama…
Es aquí que comienzan a acercarse
nuestras almas…
se acorta la distancia
se diluye por fin la fantasía
y un puente tenue de verdad
se extiende tibio
entre tu miedo y mi dolor.


Yo quería una caricia...

Nada más yo quería
.................una caricia
que me abriera el corazón
.................en las mañanas
y un retazo de sol
.................al medio día
o una canción de cuna
.................ya olvidada
para creer que al fin
.................valió la pena
toda tristeza, toda espera
.................toda lágrima
No hubo canción
.................ni sol
.................ni la caricia
Sólo tuve el silencio
.................de tu espalda
una mirada ajena
.................enmudecida
El frío de tu ausencia
.................acostumbrada.
Y el oscuro reproche
.................de tus ojos
por la culpa
.................de desear
ser bien amada…


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Voy a pasar por la vida una sola vez: por eso cualquier cosa buena que yo pueda hacer, o alguna amabilidad que pueda hacerle a algún ser humano, debo hacerlo ahora porque no pasaré de nuevo por aquí.
Teresa de Calcuta

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Mercedes González

-Islas Canarias, España-

Quedarme pequeñita entre tus brazos, quedarme dormida acurrucada en tu espalda.
Evitar lo inevitable una vez y otra vez más.
Tocar el piano de madrugada cuando el sueño se me escapa por la ventana y se aleja, lejos muy lejos.
Despertar con la luz en la mirada y los pies descalzos, sentir que no importa nada, que no hay porqué preocuparse.
Besarte como nunca antes y luego repetirlo una vez y otra.
Tus manos en mi piel, despacio explorando, perdiéndose y descubriendo.
Dímelo, susúrrame todo eso que siempre percibo en ti.
Despacito y al oído.
No soporto leer entre líneas, no soporto aguantarme las ganas de comerte a besos de una vez.


Respirar

¿Sabes lo difícil que es respirar bajo el agua?
Tan difícil…coges aire, coges tiempo, miras entre los recuerdos que se tiñen de azul, líquidos, fluyendo por tus venas.
Expulsas el aire, subes a la superficie.
No hay nada peor que desear lo que sabes que no puedes tener.
Respira, coge parte de mi aire. Bésame aquí y luego allí.
No intentes atraparme, no podrás hacerlo nunca. ¿Me oyes?
Yo corro libre, nado lejos de ti, de tu agua, de tus manos.
¿Sabes lo difícil que es respirar bajo el agua?
Tan difícil, tan complicado…coges aire. Respira.
Me muevo, te miro, te deseo tanto como tú a mí.
¿Sabes lo que me cuesta no querer que me hagas lo que tú ya sabes?
Respira, agárrame, sumérgete conmigo, bésame y luego subiremos a la superficie.
¿Sabes lo que me cuesta no querer que me hagas lo que tú ya sabes de una vez?
Pero no te confundas, no puedes atraparme, nadie ha podido ni podrá. Porque yo corro libre, ahora y siempre.


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Si no hubiese sido por mi cuerpo, habría sido casta.
Marco Denevi, De Catalina de Rusia


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María Alicia del Rosario Gómez

-Goya, Corrientes, Argentina-

Amistad


Anoche fui…
Quien deseo ser por siempre.
La luz que en las penumbras
brille eterna.
Sin lástimas, sin lujurias…
Necesaria piedad que siempre
abarque, en su justa medida,
cada muerte.
Anoche fui…
Quien deseo ser por siempre.
Tomé, en transparencias,
nuestro lazo,
-diálogo de la piel
en coincidencias-
Nueva herida
-simbólica atadura-
nudo de amor
que expone nervaduras.
Anoche, esta amistad,
-inaugural poema-
se descubrió en tu llanto
trasvasó la medida de tu pena.


¡Abrígame!

Desnuda el alma, siento frío.
Al alba, aún es noche…
-gastada luz de madrugadas y desvíos-
Desde el otoño muy gris, de las esperas,
aún confío…
Busco en tus brazos calidez y abrigo.
Las alas del infinito, eternas.
¡Ganan cielo, cobijadas en eternas estrellas!
La mansedumbre del verano, vive, en regocijo con mis primaveras.
Abate mi tormento ¡Inconfundible aroma de placeres!
Mi piel escurre entre tus manos de ausencia…
Óleo exquisito de este amor que redime lujurias.
El zumo de una fruta madura acaricia mis senos de lamento.
Pero aún siento frío…


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Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.
San Agustín

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Ana María Manceda

-San Martín de los Andes, Neuquén, Argentina-

La dueña del mundo


Es irónico, al menos risueño, ir en un bus hacia el trabajo
una mañana de primavera y sentirse la dueña del mundo
porque sí, porque los ojos inmensos brillan, el cerebro bulle de
proyectos y las hormonas esclavizan el cuerpo. Soy la dueña del mundo
por eso vivo al límite, por eso he llorado y he escrito un poema
esta mañana, tan solo esta mañana por la guerra de Viet-Nam.
El otro día, la semana pasada fue por lo de la FAO. ¡Hay hambre en el mundo!
Mientras la lluvia cae insobornable sobre la historia, arrasando las espigas y las esperanzas.
La sequía acecha, el desierto acecha. Y los pájaros cantan sobre la tierra.
Soy la dueña del mundo, no me alcanza el tiempo,
aún a los dueños del mundo no les alcanza el tiempo.
Por la tarde, mientras el sol se cuelga e insiste empujando los
vitrales del subsuelo ayudado por los aromas de las flores del bosque
que abraza a la Facultad, me sorprende extasiada mirando por el microscopio
una célula vegetal o la espora de un hongo o el perfecto cristal
de una roca. Yo extasiada, y no me alcanza el tiempo.
Por la noche el azar me lleva, el tiempo tampoco alcanza
las estrellas se alejan, mis manos, mi cuerpo no pueden seguirlas
quizás mi cerebro. Sí mi cerebro, sí mi cerebro.
Amanece. La dueña del mundo comienza su ebullición.
Ocurren tantas cosas en el planeta y la familia sigue la estúpida,
nociva tarea de autodestruirse, mientras ocurren tantas cosas en el planeta.
La lluvia cae y el desierto acecha. Los pájaros siempre cantan.
Olores, jazmines, río, noche húmeda. Sabores, panchos, pizzas, asados.
Crepúsculo y cerveza. Amores. Libros, libros, libros. Música, amigos,
se juega a ser hippie, bellos, comprometidos. Recitamos poemas en francés.
Es irónico, al menos risueño ir en un bus y sentirse, porque sí,
la dueña del mundo. Hace mucho, mucho tiempo. Ahora es más irónico aún.
Amanece, está cayendo nieve en mi jardín
en la cama, un cuaderno, una lapicera y mi cerebro
sí, mi cerebro ¡Flasch! Y soy la dueña del mundo.


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No temáis a la grandeza: algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.
William Shakespeare


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Paulina Funes

-Córdoba, Argentina-

La boca que era moza


Hay demasiadas cosas que no entiendo. Les hablo a ustedes, aunque no me escuchen. Cerca de esta mesa mugrienta, en la silla más destartalada del bar. Por la ventana no pasa nadie, bah… por la calle no pasa nadie, por el barrio no pasa nadie. ¿No creen?, no, que van a creer ustedes dos, si se ve que no creen en nada, ni nadie. Manga de infelices. Les decía, me siento acá, y no me quejo de la mugre, que conste. Pero si tengo esta molestia, de perder el tiempo al hablar con ustedes, que no me escuchan. Que usted, señor borracho, le digo así debido a que no respondió cuando le pregunté cuál es su nombre, y además, por que es evidente que se inclina por la bebida. Señor borracho, usted me ignora, no es problema, estoy bastante acostumbrada a esto de hablar sola, no termino de entender lo del señor mozo que no me atiende, no me lo explico. Igual les hablo, tanto les hablo y tanto no me escuchan que voy a aprovechar para contarles por qué, así como me ven, estoy en este bar. Primero debería decirles que yo era moza. Digo, era, y no, trabajaba como moza. Pasa que cuando trabajás entre diez o doce horas al día, sentís que sos lo que hacés. A veces, esto, de ser lo que hacés, puede resultar bastante agradable, o todo lo contrario. Mi historia, en eso estaba. Voy a aclarar que, posiblemente, no todo pasó tal cual como lo cuento ahora. Debo admitir que reinvento horas, días y, seguro, hechos. Los reinvento para mí, para que la tristeza no se me haga angustia. Entonces, moza, eso. Levantarme a las seis de la mañana, apurada porque significaba llegar tarde al trabajo. Mojar el cuerpo, que a eso no se le puede llamar bañarse. Tragar el café. Ese día, al que voy a referirme, tenía ganas de quedarme en casa. Es raro que justo aquél día… a lo mejor engaño al recuerdo con lo que sé ahora que vino después. Volvamos, mejor, al día en cuestión. Salí, notarán, apuradísima. Tuve que correr para no perder el ómnibus. Una vez que subí, me quedé parada en esa aglomeración casi pegajosa. Olvidé decir que hacía calor, mucho, era verano. Un poco aturdida y casi con pavor, advertí lo que acababa de pasarme. Mi z no estaba más. Era factible haberla perdido mientras corría al ómnibus, todavía hoy, no estoy segura. Un extraño temblequeo se me enredó en el cuerpo. Se imaginarán lo que pensaba: era ridículo, casi arriesgado, llegar al trabajo sin mi z de moza. Me sentía rara, desubicada. No sabría decir por qué lo hice. El miedo podría servir de alegato, pero ¿para qué engañarse?, sé que algo más profundo y, también, más oscuro me hizo robarle la s a la secretaria del quinto asiento. Lo hice, y ya no podía no hacerlo. La mujer empezó a moverse incómoda, pero sin terminar de entender qué pasaba. Ella no me había visto, en cambio el cura, lo reconocí inmediatamente por la sotana, sí. Avanzaba hacia mí. Yo lo miraba con la s todavía en la mano. Les digo la verdad, sentía angustia, angustia de días, miento, de años. Al rato el cura estaba a mi lado, sin decir nada, sólo mirándome, me colocó su c al lado de la s. Así me convertí en mosca. La gente empezó a darme manotazos hasta sacarme del ómnibus. Afuera luché con mis alas nuevas contra el viento que me hacía revolotear. Terminé por dar contra una ventana. Choqué tan fuerte que se cayeron la m y la s, pero la c del cura no se movió. Al instante estaba llena de plumas y graznando sin control. Las reacciones de las personas fueron muy distintas unas de otras. Todavía me sorprende pensar en algunas: trataron de patearme, me hicieron morisquetas. Otros me llamaban golpeando las manos en el piso. No tienen idea como puede asustar algo tan simple a una oca. También me miraron sin ningún tipo de interés. Hubo quien se asustó, y fue como conseguí la última letra. Una mujer mayor, al verme, corrió despavorida, dejando tirada su bolsa de las compras. Recordé al cura, pero eso no era lo que se dice robar. Con el pico me las arreglé para quedarme con la b de la bolsa. Y entonces me transformé en lo que soy ahora, una boca. A lo mejor a usted, señor borracho, todo esto le parece mentira. Podría hablarme. Una boca y un borracho, perdón, señor borracho, pueden ser buena compañía, ¿no cree?, no, usted no cree, me di cuenta hace rato. ¿Sabe qué?, voy a irme. Puedo encontrar otro bar, y alguien que me atienda… no hay necesidad de decir más, ni de contar, ni siquiera uno, dos, tres, cuatro… me voy, eso… eso y algo más, disculpe, es que no puedo irme sin decir que a lo mejor nunca fui moza, ni mosca, ni oca, ni boca. A lo mejor nunca fui yo, y a lo mejor, nunca estuve en este bar y por eso el mozo nunca me atendió. No sé, hay demasiadas cosas que no entiendo.


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Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
Albert Einstein


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