miércoles, 9 de abril de 2008

Telma Vaernet

Temores

Si pudiera encerrar en cuatro versos
la esencia de los miedos concentrados
hallaría sin duda la impotencia,
-conjunción entre furia y desamparo-;
la soledad, no aquélla que se busca
para alentar descanso,
sino la que jamás fuera elegida
pero impuso su escarcha como un halo;
el descontrol, que asusta
por ignorar lo oculto de sus saltos.
Y qué es en suma el miedo de la muerte
sino los tres aunados:
impotencia ante el hecho,
no controlar su espanto,
la soledad más sola,
...y el silencio más largo.

Destiempo

Lo que ayer escribimos,
los poemas que fueron,
todo tuvo un nacer ya fenecido,
todo tuvo su tiempo.
Seguimos caminando nuestras vidas
ellos quedaron quietos,
detenidos en rumbos
de poesías y cuentos…
Será por eso que tal vez, ahora,
los sentimos tan lejos.
Hay resabios de algún distante día,
alguna noche que fijó un momento,
la tarde en que vivimos esas líneas
con ansiedad de estreno;
hoy rezago en un margen de memoria,
un nostálgico archivo de recuerdos,
destino compartido en que ya mismo
también se adentra esto.
Aun así, persistimos en la saga.
Aun así, continuamos escribiendo.

Nocturno

Por qué será que en medio de la noche
se me agolpan los versos?
Será porque el silencio
se va poblando de ecos…
O quizás como un agua subterránea
nos brota desde adentro
un caudal de palabras hechizadas
que encuentran su momento
y fluyen con la magia de ese encanto
dando vida a los sueños…
Todo es posible en el nocturno marco:
los audaces deseos,
los viajes incumplidos
un vivir paralelo.
La euforia nos sacude somnolencias
con felices proyectos
pero llega la luz, y las burbujas
estallan sus anhelos,
y en la rutina, el vuelo de la noche
se hace trizas al viento.

Crucero

Y me fui despidiendo
sin que tú lo advirtieras…
Las palabras son naves
que se encallan en tierra,
y esta nuestra se ha ido demorando
en el mar de rutinas que navega:
no avizora ni costa que la llame
ni un cambio de paisajes la despierta.
El timón, vacilante,
duerme en las aguas quietas.
Con ansiedad de rumbos
a veces se desea una tormenta,
cualquier viento que rompa con las brisas,
una ola que lave la cubierta,
y no seguir así, cronometrando
el subir y bajar de las mareas.
Pero nada sucede
en la igual duermevela
...Y yo ansío bajarme de la nave
no morir vegetando en esta espera.

Telma Vaernet - Resistencia, provincia de Chaco

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Los músculos femeninos,
más que en el cuerpo,
están en el alma y el corazón.
Emisora radial FM Milenium, Buenos Aires
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