domingo, 4 de marzo de 2007

Gustavo Vaca Narvaja

Figura desnuda

Acudiste
llevando un sueño de entrega
Esa llave girando
...Cricc...
Dos corazones latiendo
Tum / Tac / Tum / Tac

Cuando esa puerta se abrió
apareciste deslumbrante
con un hombro descubierto
¡Desafiante!
¡Virgen de tacto matinal!
¡Y así... así!
¡En silencio!
Reconociéndose esos cuerpos
Pincelamos caricias
deseando multiplicar la memoria
¡Y el desafío eterno!
¡Deshojar tu ropa lentamente!
Para abrir un capullo reservado al sigilo
hasta que un cuerpo desnudo
Alabastro destellante
apareció majestuosamente
Expectante ...anhelante
Luego
Deambulaste un pasillo iluminado
Mientras un espejo oculto
por colgantes de gardenias
reflejaba tu rutilante belleza
Semejando una de las tres gracias de Rubens
desprendida caprichosamente
para balancear caderas
que llevan la impronta de mi mano

¡Y tu cuello!
Ese cuello
Peonía orgullosa alerta como quetzal
Permitió que el naciente de tu cabellera
remedando un mágico rodenal
resguardara celosamente en secreto
simulando una gardecilla
el último beso que decretó el encuentro

¡Y ahora!
como si desearas templar memoria
salpicas colores de flores sorprendidas
mientras jadeas delirante

¡Ah!
¡Una hermosa mujer!
Una mujer a mi lado recorriendo
ventanales blancos de luz
iluminando un camino custodiado de templarios
permitiendo que las flores emerjan
entre hojas verdes de maceteros cómplices
Y esperen...
Sólo esperen....el momento solemne
Del reconocimiento
Esa extraña palabra de la memoria
Mientras
¡Una vela titilante!
muestra secretos de intimidad
alumbrando sombras caprichosas

¡Oh hermosa mujer... desnudaste tu alma!
dejando huellas de caricias en mi cuerpo
Has invadido mis sueños
como un manantial inagotable de fantasías
Pero...

No bastaba con amarla
Me inundé en ella

¡Ah!...
Si pudiese explicarte
cómo he penetrado tu intimidad
sintiendo tu gozo perenne
Mirando tus ojos en cada gemido
Y descubrir... que viajabas
a lugares desconocidos como bellos

¡Y luego!...
¡Pedí una milagrosa quietud!
¡Un espacio!
Dejando que mi mano derecha
descubra tu rostro con mis dedos...
para unir tu ceja... al pómulo rosado de gozo
Para después...
regresar al cuerpo incandescente
Mezclándome una y otra vez en esa danza interminable

¡Ah!... qué bello!
El amor fluyendo
¿Y después?
¡Regresando!
¡Deambulando!
Caminando bajo una llovizna tenue
Esperando sonreír
¡Ah... qué imagen!

© Gustavo Vaca Narvaja - 2006


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Los verdaderos personajes que admiro y estimo son aquéllos que practican la humildad y la ennoblecen con ese grito que se hace palabra clara en cada latido y ese abrazo tribal que te hace sangrar de sentimientos limpios. A los otros ni los pienso, ni los nombro, y si acaso estuvieran cerca, corren el riesgo de ser lastimados.
Theodosio A. Barrios, Misiones

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